Un día de 1933 se procedía en Jaén al estreno de un pasodoble titulado Rafaelita González. Al evento asistió el maestro Ricardo Villa, fundador y director de la Banda Municipal de Madrid, el cual aconsejó al autor que cambiara el nombre de la obra, que no hiciera cosas dedicadas a personas. Ni corto ni perezoso, lo tomó al pie de la letra y «Rafaelita González» se convirtió por medio de una simple combinación en «Ragón Falez».