Dedicado a dos matrimonios a los que le unía una gran amistad y que desempeñaban los cargos de presidentes de fiestas en sus respectivas poblaciones de Petrer y Crevillente, Hipólito Navarro y Luis Serna.
Sus dos íntimos amigos, miembros de la Undef, Luis Serna e Hipólito Navarro, tras haber escuchado la marcha fúnebre Cristo de la Agonía compuesta en 1982, andaban siempre solicitándole que les compusiera una a ellos para el día de su funeral. El mestre cumplió el encargo pero con una variación: les dedicó a ellos con sus respectivas esposas el pasodoble.