Obras

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Marquina Narro, Pascual

Nace el 16 de mayo de 1873 en Calatayud (Zaragoza). Su padre, director de bandas civiles, le aleccionó en el solfeo y a los siete años ingresó en el Coro de Infantes de la Basílica del Santo Sepulcro con su primer profesor, Ildefonso Pardos, Maestro de Capilla. Su afición desmesurada por la música le hizo ingresar en la banda Unión Bilbilitana, donde a los 9 años ya tocaba el flautín.

Empieza a componer muy joven y a los quince años escribe su primera obra, un Osarum para tenor y órgano. Calatayud se fue quedando pequeña para sus aspiraciones y a los diecisiete años se traslada a Daroca para dirigir su banda. Dos años duró esta formidable experiencia que puso alas a una inquietud que no cesaba, hasta el punto de adelantar su reemplazo y marchar a Barcelona para ingresar en la Banda del Regimiento de Luchana, lo que le permitió tocar en orquestas y estudiar armonía y composición con los Maestros Varela, Silvario, Martínez Soralla y Bonet.

En 1901 se presenta a oposiciones para ingresar en el Cuerpo de Músicos Mayores del Ejército. Contiende con treinta y ocho opositores, obtiene el número uno y la plaza de director de la Banda del Batallón de Zapadores de Llerena de guarnición en Madrid. Ha cumplido uno de sus sueños: llegar a la Capital para tratar de introducirse en el mundo musical de Madrid; de Barcelona trae un buen número de obras de todos los géneros, tiene prisa, voluntad y unas ganas enormes de estrenar; le advierten de la dificultad que entraña la empresa.

El Teatro Lirio lo tenían copado Chapí, Fernández Caballero, Valverde, Chueca… y dos autores jóvenes que se incorporan en 1901: Amadeo Vives y José Serrano, el primero con Don Lucas del Cigarral y el valenciano con La Reina Mora. Marquina no se amilana, trabaja sin descanso, lucha y estudia sin horas, se relaciona con el mundo de la cultura y aparecen los primeros libretos para musicar… y uno de ellos, titulado La Última Copla de Jackson Veyan y Jesús Plaza, se estrena el 20 de febrero de 1904 en el Teatro Moderno. La noche del estreno hay un espectador de excepción entre bastidores que abraza y felicita a Marquina por el éxito conseguido… es Ruperto Chapí que le profesa sincera amistad y que le alentaría hasta la muerte del glorioso autor de La Revoltosa en 1908. Marquina le profesó un cariño absoluto toda la vida.

En 1914, dirigió la Orquesta del Teatro de la Zarzuela, labor que desarrollaría varias temporadas y en 1916 empuña la batuta para dirigir la Banda de Ingenieros.

Marquina obtuvo enormes éxitos nacionales e internacionales con la mencionada agrupación, lo que viene a confirmar sus numerosas grabaciones. Durante dieciocho años fue director artístico y de orquesta de la Compañía Gramofónica La Voz de su Amo. Admirado y querido por cuantos intérpretes tuvo, grabó con Anselmi, Titta Rufo, María Galvani, Amelia Galli-Curci, Humberto Macnez, Cora Raga, Marcos Redondo -que le estrenó su zarzuela grande Santa María del Mar -, Eduardo Marcén, Palacios, Emilio Segi-Barba -que estrenó su himno de la Unión de Radioyentes, Pastora Imperio y la Argentinita, que bailó su obra más universal y rotunda: España Cañí.

Amigo de los artistas de su época, recordó siempre con inmenso cariño a los maestros Serrano, Alonso, Guerrero, Ángel Mingote, a quien le dedicó Marquina el pasodoble cantor baturro…

Falleció en Madrid, el 13 de julio de 1948. Estaba en posesión de la encomienda de Alfonso XII, Placa y Cruz de San Hermenegildo, Cruz del Mérito Militar, Cruz del Rif, de Alfonso XIII y Caballero con Cruz de la Real Orden Victoria de Inglaterra. Aragón no le olvidó y le dedicó calle en Zaragoza y Calatayud junto con un monumento, original de Juan Cruz Melero, así como en Villena.

 

(Fuente: www.xiloca.org)

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